La gran mayoría de nosotros aspiramos a encontrar un amor verdadero junto a quien pasar el resto de nuestra vida y también seguramente soñamos con disfrutar de una relación plena y auténtica junto a esa persona especial.
Deseamos exclusividad en su corazón y vivir una bonita historia amorosa sin temores ni mentiras, siendo libres de expresar nuestros sentimientos. Entonces… ¿por qué hay personas que acaban enredadas en un tipo de relación » ilícita» donde no tiene cabida nada de esto? ¿Por qué aceptan una relación tormentosa a sabiendas que se están conformando con mucho menos de lo que realmente merecen? Quizás uno de los motivos sea que se infravaloran y les hace sentirse especiales e importantes el hecho de que la otra persona esté poniendo en riesgo su matrimonio por ella, pero hay que apuntar que con el tiempo esta situación, en la que deben permanecer en un segundo plano, seguramente terminará por menoscabar más aún su baja autoestima.
Como siempre se ha dicho, para nadie es agradable ser el segundo plato de otro, así que ten esto en cuenta si te estás planteando comenzar una relación con una persona casada, porque con mucha probabilidad acabarás sufriendo y bastante.
Entre los muchos inconvenientes y situaciones desagradables que suelen acarrear este tipo de relaciones son muy comunes las siguientes: por su parte no podrás esperar una entrega total, tendrás que competir por obtener sus atenciones, su amor y su tiempo, con lo cual el fantasma de los celos no tardará en hacer su aparición generando que inevitablemente pierdas tu paz interior.
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Sentimiento de humillación
Además al ser una relación clandestina e inestable te llenará de inseguridades, provocándote a la larga más daño que bienestar. Este tipo de relación que se vive de forma oculta suele estar marcada por la angustia, los conflictos, sentimientos de culpa, vulnerabilidad, frustración, rabia, ansiedad etc. que sobretodo experimenta la persona que no pertenece a la relación conyugal oficial. Esta persona, al no estar reconocida abiertamente y tener que permanecer en la sombra, escondiéndose, albergará, tarde o temprano, un sentimiento de humillación, sobre todo si el infiel le hace promesas de separación de su pareja oficial, que nunca se ven cumplidas.
Aunque desde fuera se suele tener la percepción de que la amante adopta una actitud egoísta, frívola y sin sentimientos, que no duda en romper un matrimonio o destrozar un hogar, la posición de esta persona a menudo es muy compleja y difícil dentro del triángulo amoroso. Al inicio de la relación, a veces ni siquiera se tiene conocimiento de que la otra persona ya está comprometida, bien porque él lo oculta conscientemente o porque omite dar este «pequeño dato» si no se le pregunta de una forma directa. Así, una vez ilusionada y metida de lleno en la relación le será mucho más difícil dar marcha atrás.
No todo son ventajas
El infiel, por miedo a perder su conquista, intenta manipular la situación y para ello usa tácticas como la de apelar a su compasión y prometer que acabará separándose (aunque está ampliamente comprobado que la mayoría de las veces no dan ese paso definitivo). Así las cosas, la amante se ve envuelta en una tórrida relación en que se priva de tener a una persona que pueda estar siempre con ella, celebrando los buenos momentos o apoyándola en los malos tragos de la vida. Aunque tampoco faltan algunos que quieren ver la parte positiva, alegando que esta clandestinidad tiene ventajas como que el amor se vive de forma muy pasional por la erótica de lo prohibido o que la amante puede disfrutar de una relación amorosa sin asumir las responsabilidades propias de una vida en común o sin miedo a que la rutina de la convivencia acabe por restar magia a sus encuentros.
Lo cierto es que, basándonos en los muchísimos casos de personas que han estado en esta situación, la suelen describir como una mala experiencia que las ha marcado negativamente e inclusive han tenido que medicarse, en varios casos, para poder superar la ansiedad que les ha supuesto esta vivencia. Nuestra sugerencia es que, por mucho que te sientas atraída o locamente enamorada de una persona casada, tengas en cuenta que difícilmente se convertirá en algo serio y en cambio será una relación tóxica que no solo hará daño a otra persona sino también a ti misma, ya que con mucha probabilidad acabarás con el corazón roto. Ese amante te habrá robado un tiempo precioso en que podrías haber conocido a alguien en igualdad de condiciones contigo, libre para entregarse plenamente a esa maravillosa relación que deseas, basada en la confianza y el amor con mayúsculas.